Atraer la buena suerte es una de las acciones más ansiadas por el ser humano desde prácticamente el principio de los tiempos. Pero, ¿qué es la suerte?
Se define como suerte a la causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y
circunstancias imprevisibles o no intencionadas se desarrollen de una manera o de otra. Dicho de una forma más coloquial, la suerte puede ser definida como el resultado positivo o negativo de un suceso poco probable.
Algunas personas supersticiosas tenemos objetos naturales o artificiales para atraer a la buena suerte. A estos objetos se les conoce como amuletos.
Hoy vamos a hablar del origen y tradiciones de dos de los amuletos más usados en todas las culturas y civilizaciones: el trébol de cuatro hojas y las herraduras.
El primero por excelencia y de manera natural, es el trébol de cuatro hojas, ya que se encuentra uno entre 10.000 tréboles de tres hojas. Cada hoja de un trébol de cuatro representa la felicidad, la esperanza, la fe y el amor.
Antiguamente, los cristianos veían en este trébol el símbolo de la cruz por lo que pensaban que tenía poderes especiales.
Los celtas, sin embargo, lo consideraban una variedad muy especial y mágica ya que pensaban que sus cuatro hojas sintonizaban con la energía de los cuatro elementos; tierra, agua, aire y fuego.
Los romanos lo consideraban un símbolo de riqueza y prosperidad, además de que lo utilizaban para representar la estación de las cosechas, el verano, debido a la facilidad con la que crecía.
Los tréboles de cuatro hojas también formaron parte de otras tradiciones, por ejemplo, en Inglaterra; durante la noche de San Juan era costumbre que las jóvenes casaderas dejaran debajo de su almohada este trébol para soñar con quien sería su pareja.
En Egipto, el novio debía ofrecer a su amada uno de estos tréboles para que su amor perdurara en el tiempo.
Además de todo esto también existen creencias populares sobre los tréboles de cuatro hojas y una de ellas es que, si una joven se encuentra con uno de ellos por casualidad, se casará con el primer hombre que vea a partir de ese momento.
Otras creencias dicen que da buena suerte ponerlo en un zapato, otros en la Biblia y otras, en la cartera.
Sea como sea, el trébol de cuatro hojas está atado a la suerte, ya sea porque de verdad la atrae o porque existe una creencia sobre el. Por estas razones y por más, es un amuleto de gran popularidad utilizado en todo el mundo.
Un amuleto de la buena suerte artificial son las herraduras de caballo; a este objeto se le atribuye el poder de proteger a su dueño de la negatividad, la mala suerte y en algunas culturas, se cree que mantiene lejos la influencia de las brujas.
Una tradición extendida en el mundo es tener una herradura colgada sobre la puerta de una entrada de una casa para protegerla de esa mala suerte, dotando al hogar con la fortuna y alejándola de cualquier tipo de adversidad.
Debemos el origen de esta creencia a una leyenda que surgió en el siglo X sobre San Dustán, quien, antes de ser nombrado Arzobispo de Canterbury trabajó como herrero en el suroeste de Inglaterra.
Cuenta la leyenda como se le apareció a Dustán una extraña criatura mitad hombre y mitad animal, solicitándole que le pusiera un par de herraduras. El herrero, desconfiado creyendo que la criatura era el mismísimo demonio, le clavó las herraduras hasta conseguir que el diablo le suplicara clemencia.
Tras esto y a partir de la divulgación y el boca a boca de esta historia fue donde surgió todo el aura y simbología que se le ha dado a las herraduras de caballo como talismán de la buena suerte.
Mucho antes de esto, los griegos creían que el metal era un material que ahuyentaba el mal.
Por otro lado, su forma de media luna hacía pensar que este astro traía la fertilidad.
A todo esto hay que añadir el número mágico 7; no es casualidad que sean 7 los clavos que
justamente se necesitan para clavar la herradura en las pezuñas de un caballo.
También se creía en la Edad Media que era un objeto protector de la magia de las brujas.
En Rusia los herreros fueron considerados hombres de magia blanca y por ello, comenzaron a oficiar matrimonios.
En definitiva, la historia de las herraduras es grande y confusa pero si hay algo que está claro es que todas las civilizaciones consideraron este objeto como un talismán.
¿Cuál de estos dos objetos de los que hemos hablado, sería tu amuleto de la buena suerte?